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martes, 3 de enero de 2012

EN LA PROFUNDIDAD DE LAS MONTAÑAS

Había comenzado un nuevo año y con ello me encontraba viajando, quizás si le hubiese comentado a alguién de la realización de mi salida a lo mejor me hubiera dicho que me deseaba un feliz viaje y con ello el pronto regresó a casa, miraba el horizonte descubierto ya había pasado por esos caminos años atrás; acompañada por mi familia quizás como suele pasar muy frecuentemente, pero tiempo antes hize un viaje adentrandome a lo profundo de ésas montañas, el frío que emanaba de éstas en ése momento me hacia temblar y con ello también el poder hechar de menos lo que yo en aquellos instantes estaria haciendo.

El aventurarme a una nueva aventura a inicios de éste año, me ponia a retrozeder el tiempo para ir deshilando de mis recuerdos mis malas y desafortunadas acciones y con estó reflexionar y darme cuenta de lo terriblemente egoísta que eh sido en todo esté tiempo, pensando únicamente en que yo tengo problemas sin mirar a mí alrededor mil personas más viviendo diferentes situaciónes y con ello también tropiezos acompañadas de caídas de las cuáles hay que aprender a levantarse.

En la profundidad de ésas montañas se encontraban, guardados mis más grandes deseos y secretos, los cuáles sé que no quedaran al descubierto, como suele pasar si los contamos a aquél incauto. Indudablemente las montañas guardan grandes misterios y secretos es impredecible saber cuántos hemos estado hay y confiado a estás nuestros deseos, lo que si es completamente cierto es que todos caminamos a una montaña y que tal vez habrá personas que nos dirán en el camino sigue a tú montaña, camina, sube, bajá y escala hasta llegar a la cumbre de ella, al igual también habrá gente incapacitada para alentarte a seguir adelante pero ahora que empieza un año nuevo y con esté uno o varios propósitos comprendo que yo recibí un año más no sólo para compartir alegrías o tristezas si no más bien para poder hacer de mi subida a la montaña algo a favor de una sociedad de jóvenes que cada día se encuentra más alejada del verdadero valor y sentido de vivir la vida, pero sobre todo hacer conciencia de que una Mujer Ateniense tiene que pelear como digna hija de los Dioses del olimpo, de la manera más serena y haciendo de sus virtudes algo imperegne sobre su vida entera.

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